Durante el reportaje de pareja nos acercamos a una zona espectacular al lado de la finca. Subidos en un puente, entre risas y fotos oímos un mugido. Una vaca quería cruzar ¡y nos estaba pidiendo permiso! Esperó pacientemente al otro lado hasta que termináramos uno de los retratos y nos apartáramos de su camino. Cruzó y nos dio las gracias.
Y es que estas pequeñas “aventurillas” que suceden durante el día hacen especial y única cada boda. Una ceremonia musical, unos votos de cine, una casita en un árbol en la zona del cóctel, una vaca pidiendo permiso para cruzar un puente, un baile que le da mil vueltas a la misma Beyoncé y felicidad a raudales como no habíamos visto en muchísimo tiempo son la historia de Jenifer y Ricardo.